viernes, noviembre 30, 2007

Esos malditos sueños


Muchas veces las personas nos proyectamos, pensamos que vamos hacer en 10 o 20 años más, en mi caso particular macabro ejercicio. Les cuento cuando tenía 18 años decía entusiasmadamente: “cuando tenga treinta años voy a ser un connotado abogado de empresas, con postitulo en una universidad extranjera. Voy a estar felizmente casado, con 2 hijos que cuidar y voy a procurar el poco tiempo que me quede a la crianza y el correcto andamiaje de mi familia”. Lindo, si soñar no cuesta nada, es gratis y es de las pocas cosas que van quedando en esa categoría.

Con el pasar de los años partí cerca de ese sueño, estudie derecho. No me gustó. Primera parte del sueño al carajo. Me puse a estudiar Periodismo, terminé mi carrera pero me demoré, la dislexia que tuve cuando pequeño me pasó la cuenta en más de algún ramo relacionado a la redacción. Elegí una de las carreras con mayor cantidad de profesionales cesantes para desarrollarme, una carrera sobre poblada, mala opción.

Postítulo en universidad extranjera, otro tema que no resulta. Viví en Nueva Zelanda y fue una gran experiencia sin duda alguna, deje amigos, adquirí ciertas costumbres que mantengo-llegó a la hora a todas partes, me pego cada plantón por esa “mala costumbre”-. Me volví fanático por los gimnasios, aunque no soy estupendo me mantengo algo en forma, siempre hay algo de guatita. Pero de estudios en el extranjero, bien gracias.

Felizmente casado, mmmmm, la única que vez que se me ocurrió hablar del tema mi pareja de esa época me dejó al poco tiempo después. Me dolió. Me proyecté con ella, fue la primera vez que pensé en pasar mi vida junto a alguien, teníamos elegida la Iglesia, el local donde, imagínense que hasta la amplificación me la regalaban. Pero bueno, tampoco se pudo.

Hijos, me encantan los niños, soy el típico tío que juega, corre, se esconde y siempre tiene una sonrisa. Esa pequeñita persona llamada “terremoto” me robo el corazón, bueno ya no está a mi lado como yo quisiera pero está en mi corazón y cuando podemos nos juntamos, reímos, compramos bebidas en el Esso Market, hacemos locuras, bailamos y nos demostramos que es un cariño sincero que nació del aprender ambos a aceptarnos. Espero con ansias en que día que pueda conocer a mi sobrina. Kia ora Charllote, someday I wil go to meet you.

Con mis 32 años acuestas, cesante, trabajando temporalmente en lo que me sale o resulta. Como verán me sobra tiempo para criar quien sabe qué, ya que las reuniones de directorio no ocupan mi tiempo, ni menos las proyecciones exitosas que soñe. Denotaran que estoy muy lejos de mi sueño de juventud.